Guifré Obradors vive en un pueblo cerca de Manresa, reconoce que se aficionó a el scooter por un amigo suyo que se compró un patinete y al final, le cogió el gusto. 

Entrena en el Skate Park de su pueblo, unas instalaciones ínfimas con las que a veces ve “limitado” su potencial, pero intenta sacarle partido y si no, se recorre los skateparks de los alrededores para buscar su mejor versión y es que, a sus 20 años, “no hago otra cosa que patinar” Guifré entrena diariamente para conseguir su mejor versión, estos meses se ha estado preparando para llegar al Extreme Barcelona. 

 ¿Un sueño? Competir en los juegos olímpicos 2028, dónde el scooter, por fin, será olímpica.